Treinta países, desde Kenia hasta Indonesia o desde Canadá hasta Brasil, luchan contra la contaminación enfrentando el torrente de basura plástica que degrada nuestros océanos y pone en peligro la vida marina.
Estos países -todos miembros de la campaña #MaresLimpios de ONU Medio Ambiente- representan alrededor de 40% de las costas del mundo y actualmente están elaborando leyes y tomando medidas como establecer reservas marinas, prohibir las bolsas de plástico y recoger los desechos que asfixian sus playas y arrecifes.
Las pobladas naciones del este y sureste de Asia son responsables de la mayor parte de la basura plástica que entra a los océanos del mundo. Para enfrentar esa amenaza desde la fuente, Indonesia se ha comprometido a reducir su generación de basura plástica en 70% para 2030, mientras que Filipinas planea nuevas leyes dirigidas a los plásticos de un solo uso.
Los humanos ya hemos descargado miles de millones de toneladas de plástico, y cada año depositamos 8 millones de toneladas en el océano
La adicción insalubre de la humanidad a bolsas de plástico desechables es otro objetivo particular. Países como Kenia, Francia, Jordania, Madagascar y Maldivas se han comprometido a prohibir las bolsas de plástico o a limitar a los consumidores a usar versiones reutilizables por las que tienen que pagar.
Las leyes para presionar a las empresas y los ciudadanos a cambiar sus hábitos de despilfarro son a menudo parte de estrategias gubernamentales más amplias para fomentar la producción y el consumo responsables -un paso clave en la transformación global hacia el desarrollo sostenible-.
Bélgica y Brasil, por ejemplo, están trabajando en planes de acción nacionales para frenar la contaminación marina. Costa Rica se ha embarcado en una estrategia de cinco años para mejorar la gestión de residuos que incluye un impulso para reducir el consumo de plásticos.
Desechos como botellas, sandalias y minúsculos fragmentos de plástico, incluyendo las microesferas que vienen en los cosméticos, se están concentrando en los océanos y acumulándose inclusive en las costas más remotas, como los islotes desiertos del Pacífico o el Ártico.
Israel está entre los países que apoyan programas para mantener limpias las playas, junto con Panamá, Canadá y Bélgica. Este último también está ayudando a eliminar los restos abandonados tras naufragios en aguas europeas.
Los humanos ya hemos descargado miles de millones de toneladas de plástico, y cada año depositamos 8 millones de toneladas en el océano. Además de poner en peligro a peces, aves y otras criaturas que lo confunden con el alimento o se enredan en él, el plástico ha entrado en la cadena alimentaria humana con consecuencias aún desconocidas para la salud. Estos desechos también perjudican los destinos turísticos y se convierten en criaderos de mosquitos portadores de enfermedades como el dengue y el zika.
La campaña #MaresLimpios busca revertir " la marea plástica" inspirando la acción de gobiernos, empresas e individuos sobre la contaminación de los océanos.
La contaminación es el tema de la tercera Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que se reunirá en Nairobi, Kenia, del 4 al 6 de diciembre de 2017. Todos los gobiernos, así como individuos, empresas y otras organizaciones están invitados a firmar el compromiso y ayudar a lograr un mundo #SinContaminación.
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