Turismo en pandemia: urgen refuerzos contra la contaminación por plásticos

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La Organización de las Naciones Unidas es una organización internacional formada por 193 países independientes. 

Mientras avanzan los programas de vacunación contra la COVID-19 en todo el mundo, muchos países están abriendo sus puertas a los viajeros y buscan compensar la caída de ingresos del turismo del último año.

Los viajes y el turismo, que representan 10,4% del PIB mundial, proporcionaron uno de cada diez puestos de trabajo en 2019 y serán fundamentales para la creación de empleo y el crecimiento económico a medida que el mundo se recupera del impacto de la pandemia.

Mientras las empresas buscan reponer las pérdidas y los turistas anhelan viajar de nuevo, surge el llamado por una recuperación sostenible. Un informe conjunto del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) señala la necesidad de coordinar acciones, políticas e infraestructuras para impulsar la industria hacia la circularidad.

Los estudios muestran que solo 8,6% de la economía global es circular. Esto puede ser decepcionante, pero significa que hay una gran oportunidad para que la circularidad y el consumo y la producción sostenibles generen ganancias rápidas y abundantes.

El problema del plástico

Junto con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, la contaminación es una de la triple crisis planetaria que enfrentamos actualmente. Cada año, los seres humanos producen 300 millones de toneladas de residuos plásticos, incluidos 11 millones de toneladas que eventualmente terminan en el océano. La mayor parte nunca desaparece, sino que se desintegra en partículas cada vez más pequeñas, las cuales son tragadas por peces o animales de cría y finalmente consumidas por los humanos en la comida o el agua.

No obstante, el plástico sigue creciendo en popularidad. Su producción se ha multiplicado más de 22 veces en los últimos 50 años.

A la gravedad de este desafío se sumó el impacto inesperado de la COVID-19, que implicó un aumento en los residuos de equipos de protección personal, la interrupción de políticas y la preferencia por el uso de productos plásticos de un solo uso. Es una tormenta -de plástico- perfecta.

Viajes y turismo: catalizadores de un cambio positivo

El vínculo entre el plástico y el turismo no es casualidad. Los productos de plástico de un solo uso son una forma eficiente y económica de cumplir con los estándares de salud, seguridad e higiene, mientras se garantizan a los huéspedes experiencias libres de preocupaciones.

Pero todas las pequeñas cosas que usamos y tiramos se acumulan. En términos de viajes y turismo, si no se toman medidas, el regreso a la normalidad podría producir un aumento de 251% en los desechos sólidos para 2050.

En el futuro, el sector puede ser un importante punto de entrada para un cambio positivo, aprovechando el interés en los viajes y la creciente conciencia de que nuestras acciones tienen un impacto directo en la salud humana y planetaria.

Como parte del proyecto Transformando las Cadenas de Valor del Turismo, financiado por la Iniciativa Internacional de Protección del Clima (IKI) del Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear, hoteles en República Dominicana, Mauricio, Filipinas y Santa Lucía están demostrando que es posible desarrollar modelos comerciales innovadores para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la eficiencia de recursos.

Joegil Magtanggol es gerente del hotel Club Paradise Palawan en Filipinas, un hotel que también trabaja en estrecha colaboración con el PNUMA para eliminar gradualmente los plásticos de un solo uso y crear conciencia sobre el problema entre sus huéspedes a través de la campaña del proyecto. Magtanggol, familiarizado con el desafío de obtener productos ecológicos a granel con un presupuesto limitado, describe la transición como una serie de "pequeños pasos".

Estos pequeños pasos han tenido un gran impacto. El hotel ahora ofrece a los huéspedes artículos de tocador naturales en dispensadores recargables, empaqueta las comidas para llevar en cajas hechas como materiales biodegradables -como el almidón de yuca-, y obtiene y purifica su propia agua sin gas y con gas, y la sirve en botellas de vidrio reutilizables.

Además de eliminar la necesidad de comprar agua embotellada, al reducir los materiales desechables se disminuyó también el volumen de residuos y por ende los gastos para removerlos de la isla. Si bien los costos generales inmediatos pueden ser mayores, "el efecto a largo plazo sobre la protección del medio ambiente vale cada centavo", agrega Magtanggol.

Para Club Paradise Palawan, el agua y las costas que rodean sus instalaciones en la isla filipina de Dimakya se encuentran entre sus activos más valiosos. Al ayudar a conservar el ecosistema marino, el hotel también protege el espectacular arrecife de coral por el que esta zona es famosa, y sigue atrayendo a buceadores de todas partes del mundo.

La isla de Dimakya se encuentra dentro de la reserva de la biosfera de la UNESCO. Por lo tanto, reducir los desechos plásticos no es solo idealista, también es pragmático. “La mejor manera de promover esta propuesta comercial única es garantizar que la isla se mantenga limpia, verde y sostenible”, dice Magtanggol.

Y las experiencias de los huéspedes son una prueba. En 2020, un año particularmente desafiante para el turismo, el hotel fue galardonado como un destino sostenible y nombrado “Travelers 'Choice Best of the Best” en TripAdvisor.

Unidos hacemos mucho más

A través de la Iniciativa Mundial sobre Turismo y Plásticos, liderada por el PNUMA y la Organización Mundial del Turismo (OMT) en colaboración con la Fundación Ellen MacArthur, los gobiernos, la industria y los ciudadanos están tomando medidas para reducir la contaminación por plásticos y participar en el movimiento hacia la circularidad.

Esta alianza es parte del cambio sistémico que impulsa el Compromiso Global por la Nueva Economía del Plástico. Gobiernos de los cinco continentes  y más de 500 instituciones y empresas vinculadas con más de 20% de los envases plásticos utilizados a nivel mundial ya están cumpliendo este compromiso a través de acciones concertadas.

A medida que se facilita la oportunidad de viajar, debemos aprovechar la oportunidad para preservar y restaurar destinos prístinos, en favor de la salud de las personas y el planeta.

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