El Departamento de Investigación en Alimentos (DIA) en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Coahuila (Uadec) busca generar tecnología e investigación para aprovechar recursos naturales, renovables y ambientalmente amigables, como las macroalgas, para contribuir al desarrollo del país.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la doctora Rosa María Rodríguez Jasso, profesora investigadora del Grupo de Biorefinería del DIA en la Facultad de Ciencias Químicas de la Uadec, explica la importancia científica, social e industrial de las macroalgas y la investigación que se realiza en torno al tema en la institución.
QFB Daniela Cervantes y Dra. Rosa Ma. Rodríguez Jasso.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué es una macroalga?
Rosa María Rodríguez Jasso (RMRJ): Es un organismo multicelular y fotosintético que se encuentra presente en zonas acuíferas, ya que hay macroalgas que crecen en lagos, pero mayoritariamente en regiones marinas, englobando a todos los océanos, y constituye la principal biomasa presente en el ecosistema marino.
Las macroalgas se clasifican en tres tipos de variedades: rojas, verdes y pardas o castañas. La clasificación se debe al color que tienen por los pigmentos que contienen, las más comunes en México son las rojas y las pardas.
AIC: ¿Cuál es su importancia?
RMRJ: En 2011, la producción a nivel mundial fue de 18 millones de toneladas, las macroalgas crecen de forma natural con una alta productividad por unidad de área, son organismos que, por las mismas propiedades que tienen, no requieren de una región arable, tierra por decirlo de alguna manera, no necesitan de agua tratada ni fertilizantes químicos y, si es necesario, pueden ser cultivadas a gran escala en sistemas controlados, como se hace en diferentes países asiáticos y nórdicos.
Son organismos muy fáciles de cultivar y de recolectar, en México, por la diversidad de climas, podemos encontrar diferentes clases de especies. El problema es que la aplicación que le damos en los países occidentales es mínima y en los últimos cinco años ha habido un gran auge por realmente valorizarlas y aprovechar estos recursos porque se tienen grandes mantos de macroalgas en todo el mundo y no son utilizadas.
En Asia son parte casi de la canasta básica de sus habitantes, ellos las consumen de forma común como nosotros la tortilla. Las comen en sopa, ensalada, galleta, tés, dulces. En algunos países de Europa y Sudamérica ya están aprovechándolas para consumo alimenticio porque tienen una gran cantidad de minerales, proteínas y azúcares que no encontramos en alimentos terrestres, ofrecen otras fuentes de azúcares. En México tenemos muchas macroalgas pero no las recolectamos siquiera, no tenemos esa cultura. Existen pequeñas empresas que se dedican a desarrollar productos a base de macroalgas pero principalmente como productos artesanales o de venta local, lo que genera una pérdida de oportunidades de mercado, ya que la industria de los productos basados en macroalgas genera un valor estimado anual de 10 billones de dólares por año.
AIC: ¿Qué valor agregado tienen las macroalgas mexicanas?
RMRJ: En México se han utilizado poco, en el área del Pacífico tenemos tres variedades principales, una que se llama Macrocystis pyrifera, que es un alga parda; otra es la Gelidium robustum, que es un alga roja; también esta la Eisenia sp., Laminaria sp., y Sargassum sp. Hay empresas e investigadores en el Pacífico norte muy interesados, recolectan las mismas y las exportan o valorizan para la producción en algún alimento, suplemento o producto cosmético.
Dra. Rosa María Rodriíguez Jasso y QFB Brian Orlando Sánchez Picazo.
En un inicio, el propósito que se les daba a las algas en México era con las rojas en la producción de agar, y las pardas por la producción de alginato; sin embargo, las empresas dedicadas a ese propósito han disminuido drásticamente, no hay una valorización como tal y el alginato es un polisacárido de interés y aplicación alimenticia al igual que el agar, incluso en el área farmacéutica o de los biopolímeros. Se podrían extraer ese tipo de compuestos y otros como el fucoidan, manitol, carragenano, pero lo que hacemos siempre es importar este tipo de compuestos en lugar de producirlos con nuestra tecnología.
Las algas también sirven como un fertilizante natural de la arena como tal, lo correcto sería que si se quieren aprovechar, se entierren en la arena y que sirvan para regenerar las playas. En el Caribe hay un exceso de acumulación pero las recolectan, las tiran y se pudren, generando gases nocivos para la salud y el medio ambiente. Lo mejor es valorizarlos y aprovechar este tipo de recursos naturales.
En el Caribe también llega el alga parda Sargassum principalmente en el periodo de primavera-verano; a los hoteleros y al turismo no les gusta y en lugar de aprovecharlas, las tiran. Hay grupos de investigación en el país que ya buscan estudiar el aprovechamiento, pero aún hay poca información.
AIC: ¿Qué investigaciones realizan en el Grupo de Biorefinería del DIA, relacionadas con este tema y qué resultados preliminares han obtenido hasta el momento?
RMRJ: Con las macroalgas tenemos trabajando desde 2007, iniciamos con macroalgas en Portugal para la extracción de fucoidan, que es un polisacárido que tiene propiedades antioxidantes, antimicrobianas, antitumorales, antitrombóticas. Propusimos procesos hidrotérmicos para extraer este polisacárido.
En México aplicamos esta tecnología con nuestras algas mexicanas, hemos trabajado principalmente con los géneros Macrocystis y Gelidium (...) Aplicando nuestros reactores de microondas y los sistemas de reactores presurizados de convección-conducción, utilizamos solo agua como único reactivo, basándonos en los procesos hidrotérmicos estudiando diferentes condiciones de tiempo, temperatura, concentración, para extraer compuestos de alto valor agregado a través de las algas, logramos extraer polisacáridos de relevancia y aplicación para el área alimenticia.
También para proponer opciones para el área farmacéutica o cosmética, trabajamos con la extracción de oligosacáridos de fucosa y galactosa que tienen potencial prebiótico que obtenemos a través de procesos hidrotérmicos para que pueden aplicarse en alimentos.
Estamos haciendo un estudio de producción de manitol, que es un endulzante natural que viene de las algas pardas y que puede servir para sustituir endulzantes artificiales, como el aspartame (también llamado aspartamo), para utilizarse en personas que sufren diabetes o quieren consumir menos azúcar. Tenemos bastantes altos rendimientos de recuperación del mismo en tiempos de extracción menores a los 30 minutos.
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