La calidad de la bolsa amarilla recibida en Sogama mejora en cerca de tres puntos porcentuales

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La calidad de la bolsa amarilla (envases de plástico, latas y briks) recibida en el complejo medioambiental de Sogama en Cerceda mejoró el pasado año en 2,74 puntos porcentuales. Ésto fue posible gracias al mayor interés y colaboración de la ciudadanía, y también a la mayor eficiencia de la planta de clasificación de envases ligeros, donde los materiales son separados por tipologías para propiciar su posterior reciclado.

Si bien hubo una ligera caída en las cantidades recibidas, pasando de las 21.063 toneladas encausadas durante el 2011 a las 20.701 del 2012, lo cierto es que este extremo también es resultado de la mejor selección, ya que los residuos que acoge esta fracción se caracterizan por su gran volumen, pero también por su bajo peso.

Mientras que de los totales recepcionados en el 2011 consiguió recuperarse el 49,51 por ciento (10.428 toneladas), correspondiendo el porcentaje restante a desechos “impropios” (es decir, restos que no deberían depositarse en el recipiente de color amarillo), esta cifra se elevó el pasado año hasta el 52,25 por ciento (10.816 toneladas), dato que viene a confirmar la mayor implicación de la población en el proceso de selección de los materiales destinados a este contedor (envases de plástico, latas y briks), pero también la mayor eficiencia industrial.

Información, formación y concienciación: las claves

La Consellería de Medio Ambiente y Sogama confían en que, poco a poco, las iniciativas de concienciación social desplegadas durante los últimos tiempos comiencen a dar sus frutos. Muestra de esto es la campaña “Separemos bien, reciclaremos mejor”, que desde septiembre de 2012 se encuentra en circulación por los 66 municipios gallegos que cuentan con porcentajes de impropios en los contedores amarillos situados entre el 31 y el 40 por ciento.

A fin de mejorar estas cifras, una carpa itinerante atendida por monitores especializados explican a los vecinos de cada localidad como deben comportarse en el día a día para asumir su responsabilidad en la gestión sostenible de los desperdicios, al tiempo que resuelven sus dudas y corrigen los errores más frecuentes. Los que así lo deseen, también tienen la opción de someterse a pruebas de evaluación a través de las cuales podrán descubrir su nivel de conocimiento en la materia. La iniciativa se complementa con taller, juegos y diverso material divulgativo adaptado a mayores y pequeños.

De forma paralela, los centros escolares de estos municipios son objeto de actividades educativas concretas, diseñadas para atender las demandas de los distintos ciclos académicos.

En todo caso, se trata de una tarea informativa y formativa que la Xunta de Galicia pretende intensificar de cara a cumplir con la normativa europea y estatal en la materia, alcanzando los objetivos contemplados en el plan autonómico de gestión de residuos urbanos para el período 2010-2020, y que se traducen en la reducción de la producción de desechos en un 10 por ciento, el incremento de las tasas de reutilización y reciclado, pasando del 10 por ciento actual al 30 por ciento, y la merma del vertido, descendiendo del 58 al 24 por ciento.

La protección ambiental y de la salud pública constituye, por encima de todo, la principal razón de ser de estas actuaciones, sin olvidar el apartado económico, ya que las maltrechas arcas locales verán incrementados sus ingresos si consiguen enviar a la industria transformadora más cantidad de materiales con la mayor calidad posible; beneficio económico que aún será mayor sí se aminorara el peso de la basura depositada en el contedor verde convencional, lo que repercutirá en una reducción del importe de las facturas que los ayuntamientos deben pagar a Sogama.

Se allana el camino del reciclaje

La prevención, sólo posible a través de un consumo responsable, debe ser el cimiento sobre el que se sustente la idónea gestión de los residuos, seguida por la reutilización o, lo que es lo mismo, el alargamiento de la vida útil de los productos, y la recogida segregada, depositando cada fracción en el recipiente correspondiente.

En el caso de la bolsa amarilla, una vez recogida y transportada a la infraestructura central de Sogama, se procede a la separación mecánica de los distintos materiales que la integran, utilizando lectores ópticos para los envases y envoltorios de plástico, campanas aspiradoras para el plástico fino, y electroimanes y corrientes de Foucault para el acero y aluminio.

Tras el proceso de selección, los envases son prensados y embalados, remitiéndose a los centros recicladores, donde se convierten en nuevos productos de utilidad (sacos, bolsas, mangueras, tubos, forros polares, etc).

No obstante, se sigue introduciendo incorrectamente en el contedor amarillo desechos que tienen sus propias vías de recuperación. Nos referimos a la materia orgánica, vidrio, papel/cartón y restos no reciclables (por ejemplo, compresas, pañales, paños de papel, etc). La confusión deriva también en muchos casos del concepto de plástico, ya que en los contedores amarillos sólo pueden ser depositados los envases y envoltorios de plástico. Una percha, un juguete, un cepillo de dientes, a pesar de estar fabricados con plástico, no se consideran envases, por lo que su destino debe ser el contedor convencional, no el amarillo.

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