Los residuos generados por el turismo en las playas de las islas del Mediterráneo se triplican durante el período veraniego, llegando a multiplicarse por 7 en algunas playas muy frecuentadas. Así se desprende de los datos obtenidos por investigadores del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) en el marco de un proyecto europeo que pretende analizar y proponer soluciones a los efectos del incremento de la basura en verano en 8 islas del Mediterráneo.
La región mediterránea es el principal destino turístico del mundo y sus islas reciben un gran volumen de población durante los meses de verano. Las economías locales dependen en gran medida del turismo como fuente de ingresos y como generador de empleo. Sin embargo, esta oleada turística anual masiva, concentrada en un corto período de tiempo, supone una gran carga para las infraestructuras, especialmente para aquellas relacionadas con la gestión de los residuos. Las autoridades locales buscan cómo hacer frente tanto al elevado incremento de la generación de residuos como al bajo nivel de clasificación de éstos por parte de los turistas.
Según los resultados, durante la temporada alta (de mayo a septiembre), los turistas arrojan en las playas una media 250.000 residuos al día por kilómetros cuadrado
El proyecto europeo Interreg MED BLUEISLANDS está trabajando para desarrollar y elaborar medios eficaces, económicamente viables y ambientalmente sostenibles que permitan abordar y mitigar las consecuencias de este incremento estacional de residuos. Subvencionado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional y dirigido por el Ministerio de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente de Chipre, se lleva a cabo en las islas de Mallorca, Sicilia (Italia), Malta, Rab (Croacia), Creta, Rodas y Mykonos (Grecia) y Chipre.
En el marco del estudio se llevaron a cabo 147 campañas para analizar los residuos abandonados en las islas durante y fuera de la temporada alta, evaluando su composición, su impacto en las costas y playas, y su influencia en las instalaciones de tratamiento de las aguas residuales. Según los resultados, durante la temporada alta (de mayo a septiembre), los turistas arrojan en las playas una media 250.000 residuos al día por kilómetros cuadrado, una cantidad que aumenta hasta los 316.000 residuos al día por kilómetro cuadrado de media en los meses de julio y agosto, y que contrasta con los 81.000 restos de media diaria durante la temporada baja.
Los investigadores analizaron por separado el impacto del verano en playas turísticas (con importantes infraestructuras hoteleras, restaurantes y chiringuitos), playas más frecuentadas por la población local (con pocos servicios) y playas remotas (sin servicios). Mientras que las primeras acumulan en julio una media de 450.000 residuos diarios por kilómetro cuadrado, las locales concentran 300.000 y las remotas 200.000 restos. Su presencia en la arena depende de los esfuerzos de las autoridades para mantenerlas limpias y de la frecuencia con la que son limpiadas. Las máquinas limpiadoras suelen pasar a diario por las zonas de baño turísticas y cada dos días por las playas locales, mientras que en las remotas la frecuencia puede llegar a ser bastante baja debido a la lejanía del núcleo urbano o a la dificultad en los accesos.
La mayor parte de los residuos que se acumulan en la arena de las playas son plásticos (36,8%) y colillas de cigarrillos (30,6%). Este volumen de plásticos fue clasificado y cuantificado según su tamaño, diferenciando microplásticos (de menos de 0,5cm de tamaño), mesoplásticos (de 0,5 a 2,5cm) y macroplásticos (más de 2,5cm). Mientras que los microplásticos suponen el 9,3% del total de residuos, los mesoplásticos son el 19,8% y los macroplásticos el 7,7%. El resto de la basura está formada por pellets de plástico (6,2%), tapones de botellas de plástico (3,7%), utensilios de plástico como tenedores o cuchillos (2,5%), o envoltorios de caramelos (2,2%). El resto de elementos hallados van desde cuerdas de plástico, pañuelos de papel, tapones metálicos, botellas de vidrio, esponjas, vasos de plástico, palillos de algodón, cristales o toallitas y tampones higiénicos. “Cabe destacar que los pellets, o pequeñas esferas de plástico a partir de las cuales se fabrican objetos no provienen del turismo, sino de la industria. Existen numerosas empresas productoras en la zona del Mediterráneo y es posible que vayan a parar al mar a través de vertidos o como pérdidas de carga de contenedores que transportan los barcos”, explica Michael Grelaud, investigador del ICTA-UAB.
Pero los turistas no ensucian por igual las costas del Mediterráneo. Las playas con mayor acumulación de residuos se encuentran en Malta, donde en temporada alta pueden llegar a acumularse 600.000 diarios por km2 (7 veces superior a la media europea), seguido de Mallorca (una media de 400.000 restos diarios por km2 en pleno verano), Rab (Croacia) con 270.000 restos; Chipre con 113.000. Por la cola, las más limpias se encuentran en Mykonos (Grecia) con 8.700 restos de basura; Sicilia (Italia) con 29.000, Creta con 49.000 y Rodas (Grecia) con 66.000.
En cuanto a las playas donde más basura dejan los turistas, la playa de Marsaslock (Malta) ocupa el primer puesto, seguido de las playas de Torà (Mallorca), Golden Bay (Malta), Es Caragol (Mallorca), Gneja (Malta) o Sunrise Beach (Chipre). Por el contrario, la playa más limpia de las analizadas es Tsoutsouras (Creta).
La investigadora ICREA del ICTA-UAB, Dra. Patrizia Ziveri recordó que aunque se trata de un fenómeno bien conocido, la variación estacional de la generación de residuos en las islas aún no se había definido correctamente ni se había determinado su efecto socioeconómico y medioambiental. Sumado a la presión humana que sufren las islas, “el aislamiento y la falta de espacio para crear instalaciones suponen una limitación adicional para estas islas”. El proyecto Blueislands tiene como objetivo proporcionar respuestas a todas estas preocupaciones.
En base a los resultados, se propondrán soluciones estratégicas para luchar contra este problema en las islas. Tras aplicar dichas medidas, se repetirán las encuestas para evaluar sus impactos.
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