Desde el pasado 23 noviembre y hasta el 18 de diciembre, Sogama ha tratado en su Complejo Medioambiental de Cerceda (A Coruña) 69.800 kilos de residuos sanitarios de bajo riesgo (buzos, guantes, mascarillas desechables y asimilables) procedentes de centros adscritos al Sergas, un 7,38% más que en la primera ola.
Ya entonces el Servizo Galego de Saúde, ante la sobresaturación y falta de capacidad de las instalaciones encargadas expresamente del tratamiento de esta tipología de desechos, decidió recurrir a Sogama, a través de la Consellería de Medio Ambiente, para que asumiese la gestión de los de bajo riesgo.
Así, entre el 21 de abril y el 21 de mayo, esta compañía pública, siguiendo las instrucciones dictadas en su momento por el Ministerio de Sanidad y el Ministerio para la Transición Ecológica, y contando con la autorización administrativa de la Dirección Xeral de Calidade Ambiental, trató 65.000 kilos de residuos de estas características. Para ello habilitó en su complejo industrial cercedense una planta específica y provisional, en donde estos desechos son triturados y acondicionados para convertirlos en un combustible CDR que se valoriza energéticamente en la planta termoeléctrica a más de 850ºC, temperatura que permite eliminar, con las máximas garantías medioambientales, patógenos y otros agentes nocivos.
Sumando los dos períodos de máxima incidencia del coronavirus, Sogama ha eliminado, mediante su transformación en energía, 134.800 kilos de residuos sanitarios de bajo riesgo, evitando su depósito en vertedero; una opción, la menos recomendable, a la han tenido que hacer aquellas comunidades que no disponen de plantas de valorización energética.
Si bien el Gobierno Central contempla como tratamientos para esta fracción de desechos la valorización energética y el vertedero, da preferencia a la primera, toda vez que verter estos residuos supone un riesgo ambiental y de salud pública de primera magnitud.
Sumando las dos olas, la cantidad total gestionada en sus instalaciones asciende a 134.800 kilos.
El modus operandi ha sido el mismo en las dos fases, contando la empresa con una línea de tratamiento para los residuos sanitarios que funciona de forma independiente a la de los urbanos, habiendo contratado para ello a personal externo que se rige por horarios diferentes al resto de trabajadores, disponiendo igualmente de vestuarios y zonas de descanso independientes a fin de minimizar el riesgo de contagios.
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