Tras los exitosos resultados del programa de autocompostaje instaurado en su momento, y de la mano de Sogama, en el centro penitenciario de Monterroso (Lugo), donde ocho compostadores se encuentran a pleno rendimiento, la institución ha querido dar un paso más y sumarse al vermicompostaje.
En este caso, una parte del trabajo recaerá en las lombrices de tierra, que ingieren la materia orgánica para convertirla en un humus de elevado poder fertilizante para el suelo. La calidad de este abono va incluso más allá que el obtenido a través del compostaje doméstico, toda vez que presenta una gran bioestabilidad, además de ser rico en enzimas, ácidos húmicos y fúlvicos, microorganismos y fitohormonas, características todas ellas que le otorgan un gran poder agronómico. Con este compuesto se mejora la estructura del suelo, posibilitando que gane en esponjosidad y retenga en mayor medida la humedad, circunstancia que le permite reforzar su resistencia frente a plagas y enfermedades.
A fin de que el penal se inicie en esta práctica, Sogama entregará al centro tres vermicompostadores, distribuyéndose cada artilugio en varios módulos o cajas para facilitar el proceso.
Formación
La operativa será explicada a la comunidad del centro a través de un curso de formación presencial que impartirán técnicos de la firma Ecocelta al servicio de Sogama para explicar con detalle el procedimiento a seguir: desde la propia ubicación del vermicompostador, que en todo caso estará dispuesto a resguardo de la lluvia, hasta la temperatura ideal para la vida de las lombrices (en torno a los 15ºC), y el control de parámetros tales como la humedad, que debe oscilar entre el 60 y el 80%, así como el pH y la salinidad.
Los especialistas recomiendan esperar a que los huevos eclosionen antes de utilizar el abono, debiendo éste permanecer en fase de secado y maduración alrededor de un mes. Tras el correspondiente tamizado, conveniente para mejorar la granulometría del abono y eliminar posibles impurezas, se dispondría ya, para su posterior utilización, el producto final, que se distingue por su color oscuro, inodoro y liviano, no dejando residuos al tacto y resultando eficaz en aplicaciones diversas tales como abono de cobertura, cultivos de ciclo largo, germinación de plantas y fertilizante para árboles y frutales.
Este abono se sumará ya al obtenido a través del autocompostaje tradicional, incrementando las propiedades nutritivas del compost que los alumnos aplican en los huertos ecológicos que se encuentran bajo su cuidado.
Sostenibilidad ambiental y social
El programa se integra en el convenio de colaboración que el centro penitenciario de Monterroso y Sogama tienen en vigor, y en el marco del cual se han venido desarrollando sucesivas iniciativas medioambientales que han convertido al penal en todo un referente institucional en el ámbito de la formación y la educación ambiental.
El autocompostaje, la recogida selectiva, el principio de las tres erres (reducción, reutilización y reciclaje), los cultivos ecológicos e incluso la economía circular, constituyen instrumentos de trabajo plenamente asentados en Monterroso y que conforman un ambicioso proyecto de sostenibilidad con el que se vienen trabajando valores tales como la solidaridad, la responsabilidad, el compañerismo y la empatía, contribuyendo de forma decidida a la posterior reinserción social de los internos.
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