Los resultados de la últimas encuestas, voluntarias y anónimas, cubiertas por las personas que han visitado las instalaciones de Sogama señalan de nuevo a los educadores como principal activo del programa de visitas a Sogama, siendo sus elevados conocimientos en la materia, capacidad pedagógica, alto grado de implicación, adaptación al perfil de los grupos y trato dispensado, algunos de los aspectos mejor valorados, llegando a alcanzar en determinados supuestos la máxima puntuación.
No hay excepción. Tantos los colectivos escolares como técnicos y sociales muestran abiertamente su satisfacción con el alto nivel profesional evidenciado por los monitores al servicio de Sogama, así como su dimensión humana a la hora de atender a grupos de características especiales y con determinadas limitaciones físicas o intelectuales.
Los recursos didácticos y divulgativos que acompañan el programa de visitas constituyen también otra de las cuestiones que obtienen una buena calificación y que, en todo caso, vienen a complementar las explicaciones dispensadas a fin de posibilitar un mejor aprendizaje. Las sesiones dirigidas a los más pequeños se nutren con distintos juegos a fin de impregnarlas de diversión y entretenimiento, logrando de esta forma una mejor asimilación de conceptos.
Práctica con una sólida base teórica
Culminada la fase teórica, a la que se dota siempre de un gran dinamismo gracias al trabajo de interacción de los educadores y a su empatía con el público, llega el apartado práctico, que siempre genera una mayor expectación.
Tras ser equipados con los elementos de protección individual, mayores y pequeños realizan un recorrido guiado por las dependencias de Sogama, variando éste en función de su perfil y nivel educativo.
Por lo general, el recorrido arranca en la planta de clasificación, donde se recibe la bolsa amarilla, cuyos materiales (latas, briks y envases de plástico) son seleccionados de forma automática a través de electroimanes, campanas aspiradoras, lectores ópticos y corrientes de Foucault, entre otros mecanismos, siendo prensados y embalados para remitirlos a los centros de reciclado. El trayecto continúa por la planta de reciclaje, tratamiento y elaboración de combustible, a donde llega la bolsa negra (fracción resto), separando la parte susceptible de ser reciclada (acero, aluminio y vidrio) y acondicionando con el resto un combustible CDR que se valoriza energéticamente para producir electricidad, pudiendo abastecer con la misma al 12% de los hogares gallegos.
Concluido el itinerario, tiene lugar un coloquio en el que los interesados formulan preguntas, consultan dudas, exponen sus comentarios y observaciones y, lo más importante, se procede al intercambio de experiencias en aras de una mejor gestión de los residuos, tanto a nivel individual como colectivo.
En los últimos años, más de 71.500 personas han visitado las instalaciones de Sogama, de las cuales más del 95% considera que esta empresa pública lleva a cabo una labor fundamental para la protección del medio ambiente gallego.
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