En una entrevista concedida a Radio Voz, el Director General de Sogama, Isidro García Téllez, recordó los difíciles inicios de la entidad, en la década de los años 90, al liderar un proyecto desconocido, con una tecnología absolutamente innovadora y vanguardista, y con ciertas reticencias entre determinados grupos sociales.
No obstante, gracias al riguroso trabajo de un comité científico conformado por expertos de alto nivel y a la firme apuesta del gobierno gallego, el sistema impulsado por Sogama consiguió arrancar con una gran consistencia y unos sólidos cimientos, y cosechar a lo largo de sus 25 años de vida importantes éxitos, dando servicio a día de hoy a 294 ayuntamientos, que aglutinan una población superior a los 2.260.000 habitantes.
Tal y como manifestó, la foto de los 300 vertederos municipales y los más de 3.000 focos de vertido ilegal “forman parte del pasado“ y hoy, gracias a la solvencia técnica de la compañía y a la voluntad política, podemos decir que en nuestra comunidad se lleva a cabo una gestión “más sostenible de los residuos urbanos y, por supuesto, con más garantías en todos los sentidos”.
Se muestra convencido de que los perniciosos hábitos de usar y tirar llegarán a su fin
Grandes hitos
A su juicio, los comienzos de Sogama fueron claves para definir el proyecto futuro de la empresa. “Había unos objetivos claros; se sabía desde dónde se partía y hasta dónde se quería llegar”. Ello, unido al aval de Europa a través de la concesión de 72 millones de euros procedentes del Fondo de Cohesión, posibilitó el impulso necesario hacia la materialización de una idea que estaba en la cabeza y en el corazón de muchas personas públicas y anónimas que ansiaban otra forma de hacer las cosas.
Tras la construcción y puesta en marcha del complejo medioambiental de Cerceda, la explotación industrial del mismo fue, a criterio del directivo, el segundo hito más importante. “Conseguir la primera energía con una tecnología pionera y única supuso en aquel momento un gran logro”.
Y el tercer hito lo marca el momento actual, en el que Sogama se encuentra en plena fase de ampliación. La capacidad del complejo industrial se verá incrementada en un 81% gracias a la puesta en marcha de una planta de clasificación para los envases contenidos en la basura en masa y la remodelación de la actual nave de reciclaje, tratamiento y elaboración de combustible. De esta forma, tal y como aseguró, la Sociedad contribuirá a dar cumplimiento a los ambiciosos objetivos de reciclado y recuperación impuestos por Europa, sin perder de vista que en el año 2020 se exigirá llegar a un 50% de reciclado, tasa a la que deben contribuir todas las entidades de España.
Desde la dimensión educativa y formativa, el Director General no duda en ensalzar la contribución de Sogama a cambiar la cultura ambiental de la comunidad gallega, consciente de que los resultados de cualquier actividad de concienciación y sensibilización no son inmediatos, sino que forman parte de una carrera a medio y largo plazo en la que hay que ser perseverantes. “El concepto de residuo y reciclaje han cambiado sustancialmente en los últimos años y ello gracias a la labor pedagógica diaria”. Y ésta será la línea a seguir, pues “en juego está el futuro de las nuevas generaciones”
La innovación, de nuevo protagonista
En todo caso, la ampliación de Sogama, en la que se invertirán alrededor de 29 millones de euros procedentes de fondos propios, tiene como objetivo primordial incrementar el reciclaje de forma significativa y llegar al residuo técnico cero, en plena sintonía con los cánones de la economía circular.
Y aquí el Director General de la compañía augura un nuevo hito y no menos importante que los anteriores: “La nueva planta será, por encima de todo, innovadora y, muy probablemente, constituirá el pistoletazo de salida a toda una serie de instalaciones de estas características que se pondrán en marcha en España, absolutamente necesarias para dar cumplimiento a las directrices marcadas desde Bruselas”.
Se muestra convencido de que los perniciosos hábitos de usar y tirar llegarán a su fin, imponiéndose el máximo aprovechamiento de los residuos y su transformación en recursos, bien mediante la reutilización, el reciclado o la valorización energética de la fracción no reciclable. “Los materiales tienen muchas vidas y no pueden acabar en vertedero”, resolvió.
Comentarios