¿Desarrollo sostenible o insostenible?, así reza el título de la publicación elaborada por el Centro Penitenciario de Monterroso (Lugo) como parte del proyecto “Desarrollo sostenible para todos”, en su marco teórico, con el objetivo de promover la reflexión de la población sobre el modelo de desarrollo al que debemos avanzar y al que debemos contribuir y que no es otro que el definido por la economía circular: aquél en el que prima la producción y el consumo responsable, la menor generación de residuos, el máximo aprovechamiento de los productos, la reutilización, el reciclaje, el empleo de energías limpias y, en definitiva, el que nos permitirá adaptarnos y amortiguar las consecuencias del inevitable cambio climático.
El autor de la publicación, el profesor Manuel Sánchez de Carrera, especialista en Matemáticas y Ciencias, introduce la misma ubicando al lector en el punto de partida, la Tierra y el Universo, para, posteriormente, hacer un análisis de la globalización económica, los impactos de la contaminación sobre el aire, el suelo y el agua, los perjuicios del calentamiento global, la desertificación y el efecto invernadero.
La reflexión, una prioridad
Las preguntas sobre el consumo son aquí inevitables. ¿Consumimos demasiado o demasiado desigual, o es que somos muchos en este mundo limitado?
El consumo energético incontrolado y la economía basada en el carbono constituyen otras de las temáticas a abordar, profundizando en las bondades de las energías renovables tales como la solar, la eólica, la geotérmica, la undimotriz y los biocombustibles.
El actual ritmo de degradación de los recursos del Planeta no parece presentar un futuro muy halagüeño para la Humanidad, por lo que urge reaccionar de cara a evitar daños mayores que pongan en peligro nuestra existencia. “Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero”. Esta es la filosofía de Sánchez de Carrera: “Si cada uno de nosotros hiciésemos un uso racional del agua, los alimentos, la energía y el transporte, la suma de nuestras acciones repercutiría en el bien de todos”. Y con tal fin proporciona una serie de consejos y recomendaciones, haciendo alusión igualmente a humanistas de nombre tales como John White, quien ve en la conciencia la clave de la solución, o el budista Jack Kornfield, convencido de que el mundo no necesita más petróleo, sino más amor, generosidad, bondad y comprensión, o R. Walsh, para quien “somos moldeables por el entorno, pero también somos moldeadores de ese mismo entorno”.
En definitiva, una publicación acompañada de interesantes imágenes y datos científicos, que indaga en las causas de la degradación ambiental, analiza el papel que deben desempeñar los actores implicados y promueve la reflexión del ciudadano sobre la necesidad de abandonar la economía lineal, dominada por las malas prácticas de usar y tirar, y avanzar hacia una circular en la que se cierre el ciclo de producción y consumo.
El informe ya ha sido integrado en el programa de educación y formación ambiental que el centro penitenciario dirige a los reclusos de cara a incrementar sus conocimientos en la materia y concienciarlos sobre la necesidad de colaborar en la protección del medio ambiente, trabajando de forma paralela en la transmisión de valores que, sin lugar a dudas, les resultarán de gran ayuda en el proceso de reinserción social.
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