Comer algas marinas, una apuesta por la seguridad alimentaria y la adaptación al cambio climático

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  • Comer algas marinas, apuesta seguridad alimentaria y adaptación al cambio climático
  • Concluyen que las algas marinas que crecen en los mares tropicales son una excelente alternativa como fuente de alimento para la humanidad

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DiCYT
Agencia de Noticias para la divulgación de la Ciencia y Tecnología del Instituto ECYT de la Universidad de Salamanca.

Para conocer sus propiedades nutricionales se realizaron pruebas de laboratorio, las cuales demostraron que son ricas en fibra y proteínas. También poseen minerales como hierro y calcio, junto con ácidos grasos de alto valor como omega 3 y 6, y vitaminas del complejo B12, al tiempo que son bajas en calorías.

Desde el punto de vista de su cultivo, tienen la ventaja de que crecen en huertos marinos, lo cual evade la escasez de agua y tierra que se agrava con el cambio climático y el crecimiento demográfico.

Esto se determinó en la primera fase del proyecto de investigación que se prologó del 2011 al 2013, para dilucidar las cualidades de las algas como alimento humano y la factibilidad para cultivarlas en huertas marinas.

"Queremos fomentar su consumo como una estrategia de seguridad alimentaria y adaptación al cambio climático

Las huertas consistían en anclajes hechos con sacos de arena colocados a unos 30 metros en el fondo del mar, los cuales sostenían una amplia red de cuerdas colocadas a cierta profundidad, donde se adherían y crecían la algas.

La cosecha se recogía en un bote, sacando la cuerda del agua y recogiendo el alga. Según cálculos de los investigadores, podrían cosecharse unas 40 toneladas de algas por año por cada hectárea.

Para probar diferentes tipos de algas autóctonas, construyeron parcelas experimentales en Costa de Pájaros y Cuajiniquil, en el Océano Pacífico; así como en Puerto Viejo, Cahuita y Manzanillo en el Océano Atlántico.

Como resultado de estas investigaciones se seleccionaron diez especies de algas con alto potencial para su cultivo y consumo. Los resultados de esta fase se pueden ver en la revista científica Aquaculture, donde se publicó un artículo científico al respecto.

Por otra parte, recientemente se publicó el libro “Algas tropicales: Cultivo y uso como alimento”, el cual contiene una descripción de las algas comestibles y un recetario para preparar suculentos platillos con ellas, tales como ensalada marinera con pollo, arroz con mejillones y alga, frijoles marineros, pizza marinera, etc.

Algas beneficiosas

Según puntualizó el investigador principal del proyecto el Dr. Ricardo Radulovich Ramírez, en el artículo se explican las múltiples ventajas de las huertas marinas, que aportan una serie de beneficios económicos, sociales y ambientales.

Hace cinco años la producción mundial de algas era de 21 millones de toneladas, de las cuales el 80% se destinó a consumo humano

En primer lugar señaló que “ayudan a limpiar las aguas, pues remueven el exceso de nutrientes en el agua y, como fotosintetizan, generan oxígeno y remueven dióxido de carbono”.

En segundo lugar “fomenta la biodiversidad, pues proveen refugio a especies marinas como barracudas, manta rayas, delfines y tiburones, además de que se produce alimento”.

Por eso “queremos fomentar su consumo como una estrategia de seguridad alimentaria y adaptación al cambio climático, ya que Costa Rica posee dos mares y tiene suficiente espacio para desarrollar el cultivo de algas”, concluyó el experto.

Adelantó que como paso siguiente de la investigación, esperan escalar la producción de algas para cultivarlas con fines comerciales y explotar esta alternativa alimentaria para la población costarricense. Con ello también se beneficiará a las comunidades costeras, que tendrían una nueva actividad económica para desarrollarse.

Hace cinco años la producción mundial de algas era de 21 millones de toneladas, de las cuales el 80% se destinó a consumo humano y el resto a la producción de hidrocolides que se utilizan como espesantes en la industria. El Dr. Radulovich estima que actualmente esa producción mundial puede rondar los 30 millones de toneladas.

En varios países como Corea, China, Japón y Tailandia, las algas se consumen diariamente como parte de la dieta habitual de la población. En Europa y Estados Unidos de América también se está popularizando su consumo. En América Latina se consumen algunos tipos en México y Chile. En Costa Rica se consumen solo algas importadas, pero el país podría producirlas.

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