El incremento en el consumo, alimentado por una clase media en crecimiento, ha triplicado la cantidad de materias primas extraídas de la Tierra en las últimas cuatro décadas, según un nuevo informe del Panel Internacional de Recursos, IRP por sus siglas en inglés, auspiciado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA.
El drástico aumento en el uso de combustibles fósiles, metales y otros materiales agudizará el cambio climático, aumentará la contaminación atmosférica, reducirá la biodiversidad y finalmente conducirá al agotamiento de los recursos naturales. El informe advierte que el resultado será la escasez de materiales esenciales y la intensificación del riesgo de que se generen conflictos locales.
“La tasa alarmante a la que actualmente se están extrayendo materiales ya está teniendo un impacto grave en la salud humana y la calidad de vida de las personas”, declaró Alicia Bárcena, copresidenta del IRP. “Esto demuestra que los patrones imperantes de producción y consumo son insostenibles”.
“Debemos enfrentar urgentemente este problema, antes de que agotemos de forma irreversible los recursos que impulsan a nuestras economías y sacan a las personas de la pobreza. Este problema, profundamente complejo y uno de los principales desafíos que hasta ahora ha debido enfrentar la humanidad, exige replantear la gobernanza de la extracción de recursos naturales con el objetivo de maximizar su contribución al desarrollo sostenible en todos los niveles”.
La información acerca de los flujos de materiales incluida en el nuevo informe complementa las estadísticas económicas, identifica la escala y la urgencia de los problemas ambientales globales y apoya el seguimiento de los avances que están haciendo los países en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La cantidad de materias primas extraídas de la Tierra aumentó de 22 mil millones de toneladas en 1970 a la pasmosa cifra de 70 mil millones de toneladas en 2010. Los países más ricos consumen en promedio 10 veces más materiales que los países más pobres y dos veces más que el promedio mundial.
Si el mundo continúa proporcionando vivienda, movilidad, alimentación, energía y agua de la misma manera que en la actualidad, para el año 2050 los nueve mil millones de personas del planeta necesitarán 180 mil millones de toneladas de materiales cada año para satisfacer la demanda. Esto equivale a casi tres veces la cantidad actual y probablemente elevará la acidificación y la eutrofización de los suelos y aguas de todo el mundo, aumentará la erosión del suelo y producirá mayores cantidades de residuos y contaminación.
El informe también clasifica a los países por el tamaño de su huella de consumo de materiales per cápita, es decir, la cantidad de materiales necesarios para satisfacer la demanda final de un país. Se trata de un indicador que aclara el verdadero impacto de un país en la base global de recursos naturales. También es un buen indicador indirecto del estándar de vida de un país a nivel material.
Europa y América del Norte, que en 2010 tenían una huella de consumo de materiales per cápita de 20 y 25 toneladas por año, respectivamente, encabezan la tabla. En comparación, China tenía una huella de consumo de materiales de 14 toneladas per cápita y Brasil, de 13 toneladas.
La huella anual per cápita de Asia-Pacífico, América Latina y el Caribe, y Asia Occidental, varía entre nueve y diez toneladas. La huella de África es inferior a tres toneladas per cápita.
A escala global, desde el año 2000 el uso de materiales se ha acelerado rápidamente a medida que las economías emergentes como China experimentan transformaciones industriales y urbanas que requieren cantidades sin precedentes de hierro, acero, cemento, energía y materiales de construcción.
Desde 1990 ha habido pocas mejoras en la eficiencia de los materiales a escala global. De hecho, la eficiencia comenzó a caer alrededor del año 2000. Actualmente, la economía global requiere más materiales por unidad del PIB de las que requería a principios de siglo porque la producción se ha desplazado desde economías eficientes en el uso de materiales como Japón, Corea del Sur y Europa, a economías mucho menos eficientes en el uso de materiales, como China, India y Asia Sudoriental. Esto ha llevado a un aumento de la presión ejercida sobre el medio ambiente por cada unidad de actividad económica.
El informe, Flujos de materiales y productividad de los recursos a escala mundial (disponible solo en inglés), presenta varias formas en las que el mundo puede mantener el crecimiento económico y aumentar el desarrollo humano al tiempo que reduce la cantidad de materias primas que utiliza para conseguirlo.
Desacoplar el uso cada vez mayor de materiales del crecimiento económico es el “imperativo de la política ambiental moderna y es esencial para la prosperidad de la sociedad humana y un entorno natural saludable”, afirma el IRP, consorcio formado por 34 científicos de renombre internacional, más de 30 gobiernos nacionales y otros grupos.
El desacoplamiento, que será necesario para que los países alcancen los ODS, requiere de políticas bien diseñadas. Serán esenciales las inversiones en investigación y desarrollo, junto con mejores políticas públicas y mejor financiación. Esto creará importantes oportunidades económicas para un crecimiento económico inclusivo y sostenido y para la creación de empleo.
Sin embargo, no basta con aumentar la eficiencia en el uso de los materiales. Al reducir los costos, la mayor eficiencia permitirá un mayor crecimiento económico, pero podría obstaculizar los esfuerzos por reducir la demanda global de materiales. También recomienda poner un precio a las materias primas en el momento de la extracción, con el fin de que reflejen los costos sociales y ambientales de la extracción y el uso de recursos y al mismo tiempo se reduzca el consumo de materiales. Los fondos adicionales generados podrían ser invertidos en I+D en los sectores de la economía que utilizan recursos de manera intensiva.
De cara al futuro, el IRP advierte que los países de bajos ingresos requerirán cantidades cada vez mayores de materiales para alcanzar el mismo nivel de desarrollo que experimentan los países de altos ingresos. Esta demanda creciente de materiales posiblemente contribuirá a generar conflictos locales como los que se observan en áreas donde la minería compite con la agricultura y el desarrollo urbano.
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