Microplásticos en la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda

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    La laguna Larga de Villacañas recibe agua residual de la depuradora de Villacañas. (Imagen: Carlos Edo Flickr)

Sobre el blog

Carlos Edo
Estudiante de Doctorado en Hidrología y Gestión de los Recursos Hídricos. Departamento de Química Analítica, Química Física e Ingeniería Química, Universidad de Alcalá.

La Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda comprende un complejo de numerosos humedales interiores ubicados en su mayoría entre las provincias de Toledo y Ciudad Real conocidos como La Mancha Húmeda. Su gran valor ecológico y paisajístico condujo a su inclusión en la lista de reservas de la biosfera de la UNESCO en 1981.

Se trata de un paisaje de vegas salobres y tablas fluviales, valles de cauces desbordados y lagunas de encharcamiento temporal inundadas con lluvias estacionales. Incluye los parques de las Lagunas de Ruidera y las Tablas de Daimiel.

Reserva de la Biosfera La Mancha Húmeda. Gobierno de Castilla-La Mancha. Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural. Secretaría General. Unidad de Cartografía.

Los humedales están asociados al tramo alto del río Guadiana y sus afluentes y conectan con las masas de agua subterráneas del antiguo acuífero 23 o de La Mancha Occidental. Todos ellos son recursos hídricos muy sobreexplotados debido a la constante ampliación de los regadíos, lo que ha resultado en la alteración e incluso desaparición de varias lagunas.

En algunos casos se ha intentado revertir la desecación mediante la descarga de aguas residuales depuradas, pero esta práctica tiene consecuencias negativas en el ecosistema.

En un estudio realizado por las Universidades de Alcalá y Autónoma de Madrid hemos encontrado concentraciones muy elevadas de microplásticos en los sedimentos de lagunas pertenecientes a esta reserva de la biosfera.

Laguna Grande (Quero, Castilla-La Mancha). Carlos Edo/Flickr, CC BY-NC-ND

Valor ecológico y paisajístico

La Mancha Húmeda es un lugar de especial valor paisajístico. Los dibujos de las costras de sal y el reflejo de las finas películas de agua destacan sobre un paisaje diáfano y un horizonte sin obstáculos visuales.

El valor ecológico de estos humedales se debe a que albergan especies y comunidades biológicas únicas y con una elevada biodiversidad. Los caracteriza la presencia de numerosas especies de bacterias, plantas y animales con adaptaciones singulares a condiciones extremas de salinidad, elevadas temperaturas y escasez de agua.

La vegetación en el entorno de las lagunas se distribuye en función de las condiciones de inundación y concentración de sales y abarca desde la vegetación palustre de carrizales y praderas juncales a plantas anuales asociadas a entornos salinos.

En época de sequías, estas lagunas endorreicas se convierten en verdaderos desiertos salinos. Carlos Edo/Flickr, CC BY-NC-ND

La reserva presenta también una avifauna variada y abundante con especies acuáticas y limícolas que utilizan las lagunas en sus viajes migratorios y para su reproducción.

Se trata de un ecosistema que ha estado marcado históricamente por un uso excesivo de sus recursos: antiguas explotaciones de sales, cacerías de patos y otras aves palustres, zonas de pesca, uso de lodos y agua salada como elementos medicinales, zonas de recreo, canalizaciones, desecación como prevención contra el mosquito transmisor del paludismo y, finalmente, roturaciones y desalación para su conversión en tierras de cultivo.

El régimen hídrico de las lagunas que no han sido destruidas ha sido alterado recientemente por la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos para riego. Esto ha supuesto la desecación de numerosos humedales, un problema denunciado por varias organizaciones conservacionistas.

Recarga artificial

En algunas lagunas se ha intentado revertir la desecación mediante la descarga de aguas residuales depuradas. Es una solución que mantiene de forma artificial ciertos niveles de agua, pero conduce, por su baja calidad, a un deterioro profundo de su situación ecológica.

Son vertidos que conducen a la acumulación de contaminantes en sus cubetas ya que se trata en su mayoría de lagunas endorreicas, es decir, cerradas, con lo que el agua que llega solo sale por evaporación.

El régimen natural de ciclos de secado-inundación resulta alterado por estos aportes artificiales que, además de contaminantes, contienen concentraciones elevadas de nutrientes.

En época de sequías, la laguna El Longar (Lillo, Castilla-La Mancha) se encuentra únicamente sustentada por el cauce de agua de origen residual. Carlos Edo/Flickr, CC BY-NC-ND

Presencia de microplásticos

Plásticos en la laguna Grande de Quero. Roberto Rosal, Author provided

En nuestro estudio, publicado en la revista Science of the Total Environment, hemos demostrado que la descarga de aguas residuales en estas lagunas conduce a la acumulación de gran cantidad de microplásticos en sus sedimentos.

Las lagunas que reciben descargas de aguas residuales presentan concentraciones del orden de las decenas de microplásticos por gramo, solo comparables a los lugares más contaminados descritos hasta la fecha. Por contra, en las lagunas próximas donde no se produce vertido de las depuradoras los valores son muy bajos.

Los microplásticos hallados se encuentran en el rango de tamaño que va de las 25 micras a los 5 milimétros. Hemos identificado polietileno y polipropileno (los más abundantes), fibras acrílicas y poliéster y fragmentos de poliestireno y policloruro de vinilo principalmente. El análisis detallado de estos materiales ha confirmado que su origen principal es el vertido de aguas residuales.

Tipos de microplásticos encontrados en las lagunas El Longar, Larga de Villacañas y Grande de Quero. Author provided

El estudio demuestra que el tratamiento actual de las aguas residuales no es suficiente para evitar el vertido de contaminantes. En particular microplásticos, que se acumulan en sus cubetas en gran cantidad.

Es necesario revisar la política de recarga de estas áreas protegidas mediante aguas residuales para preservar su estado natural y su biodiversidad. El adecuado funcionamiento de estos ecosistemas necesita aguas limpias y el mantenimiento de su estacionalidad hídrica.


Este artículo ha sido escrito en colaboración con Luis Fernández García del Rincón, biólogo ambientalista de Estudios Territoriales Integrados.


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation por Roberto Rosal, Catedrático de Ingeniería Química, Universidad de Alcalá; Carlos Edo, Estudiante de Doctorado en Hidrología y Gestión de los Recursos Hídricos. Departamento de Química Analítica, Química Física e Ingeniería Química, Universidad de Alcalá y Francisca Fernández Piñas, Catedrática de Biología, Universidad Autónoma de Madrid. Lea el original.

The Conversation

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