¡En esta casa no se tira nada!, juego online de Sogama contra el desperdicio alimentario

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Sobre la Entidad

SOGAMA
La Sociedade Galega do Medio Ambiente (SOGAMA) es una empresa pública autonómica, creada en el año 1992 por el Decreto 111/1992 de la Xunta de Galicia, y adscrita a la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas.
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  • El espacio lúdico, orientado a los escolares y sus familias, está impulsado por esta empresa pública, en colaboración con la Consellería de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio, encontrándose a disposición de todos los interesados en el sitio web www.sogama.gal.
  • El juego recrea una cocina en cuya encimera van apareciendo restos de alimentos que el internauta debe arrastrar hasta el lugar adecuado para propiciar su máxima conservación y aprovechamiento.
  • Entre otras cuestiones, se llama la atención sobre el mismo valor nutritivo de los alimentos “guapos” y “feos”, sobre la necesidad de ordenar la despensa y la nevera, diferenciar entre fecha de caducidad y de consumo preferente, comprar sólo lo necesario, ajustar las raciones al número de comensales y aprovechar las sobras, incluidas las de los restaurantes, para ser consumidas en otro momento.
  • Un tercio de los alimentos que se producen en el mundo acaban desperdiciados, siendo el hogar, con un 42%, el ámbito que más contribuye a este fenómeno, con la particularidad de que el 48% de los comestibles que se tiran son frutas, verduras y pan fresco.
  • Para que los niños puedan comprobar sus conocimientos en la materia e identifiquen aquellas cuestiones a mejorar, su itinerario concluye con una pantalla de resultados.

En su incesante lucha contra el desperdicio alimentario, y con el objetivo de que los ciudadanos tomen conciencia del gran valor que entraña la comida, escasa en muchas partes del mundo, Sogama, en colaboración con la Consellería de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio, aliándose con su público favorito, los escolares, lanza un juego online que, bajo el lema “¡En esta casa no se tira nada! Comer sí, tirar no”, pretende inculcar entre los más pequeños y sus familias la protección de los ya escasos y limitados recursos naturales.

Y es que un tercio de los alimentos que se producen en el mundo acaban desperdiciados durante las distintas fases de fabricación, distribución, comercialización y consumo, siendo el hogar, con un 42%, el ámbito que más contribuye a este problema.

Responsabilidad, orden y planificación

En versión bilingüe (castellano y gallego), el juego, alojado en el siguiente enlace http://www.sogama.gal/xogos/tirar/#es, recrea una cocina tipo, conformada por sus distintos elementos (nevera, congelador, despensa, cubo de la basura) en cuya encimera van apareciendo restos de alimentos, debiendo los internautas arrastrarlos hasta el lugar idóneo para su correcta conservación y máximo aprovechamiento, impidiendo de esta forma que acaben convertidos en residuos. En este sentido, se recuerda que el 48% de los comestibles que se tiran son frutas, verduras y pan fresco.

Organizar y reordenar la despensa se erige en una prioridad para evitar que los productos que se encuentran fuera de la vista puedan perderse

Yogures, fruta demasiado madura, cazuela con restos de arroz, paquetes de galletas con fecha de consumo preferente superada, botes de tomate frito abiertos, cajas con trozos de pizza son, entre otros, algunos de los productos habituales en la vida cotidiana y con los que se pretende centrar la atención de los pequeños. Con cada movimiento efectuado por éstos, se despliega un consejo de interés.

Así, se recomienda ordenar la nevera para colocar en primera línea los yogures próximos a caducar, guardando en la misma la fruta madura, con la que se podrá elaborar posteriormente sabrosas compotas y mermeladas, así como los botes de conserva abiertos de cara a utilizarlos en otros menús.

También se alude a la conveniencia de congelar los restos de comidas, con el objetivo de consumirlos más adelante, y se llama la atención sobre la necesidad de ajustar previamente las raciones al número de comensales con el objetivo de evitar sobras, que en todo caso también pueden reutilizarse para cocinar nuevos platos.

Se incide en la diferencia entre fecha de caducidad, momento a partir del cual el alimento puede suponer un riesgo para la salud, y fecha de consumo preferente, momento a partir del cual el alimento puede perder propiedades (textura, sabor, color), pero en ningún caso representa un riesgo para la salud. No obstante, se llama la atención sobre la importancia de un consumo responsable, debiendo adquirir únicamente lo necesario, un gesto con el que se ahorrarán materias primas y dinero.

Igualmente, se pone el foco sobre los alimentos “guapos” y los “feos”, dejando constancia de que su apariencia nada tiene que ver con su valor nutritivo, siendo el mismo en ambos casos, y se deja constancia de las ventajas que traen consigo las compras a granel, ya que se prescinde de envases y envoltorios innecesarios que pronto acabarán convertidos en residuos.

Organizar y reordenar la despensa se erige en una prioridad para evitar que los productos que se encuentran fuera de la vista puedan perderse. Se indica así, a modo de ejemplo, que una buena forma de aprovechar los restos de pan es rallarlo para empanar filetes o croquetas.

Y ya en los restaurantes, se recomienda perder el pudor y reclamar las sobras de las raciones, y que han sido pagadas por los clientes, para consumir en casa y rentabilizarlas al máximo.

Para que los niños puedan comprobar sus conocimientos en la materia e identificar aquellas cuestiones a mejorar, su itinerario concluye con una pantalla de resultados, a través de la cual se da la enhorabuena a aquéllos que hayan superado todas las pruebas y se alienta a seguir trabajando a aquéllos que todavía no dispongan del suficiente bagaje.

Cada residuo en su sitio

El juego no desaprovecha la oportunidad para recordar los contenedores de destino de cada residuo: amarillo, para latas, briks y envases de plástico; azul, para envases de cartón y papel; iglú verde, para los envases de vidrio; y verde convencional, para la fracción resto. Asimismo, y en el caso de los escolares que habiten en viviendas unifamiliares con huerto o jardín, el compostaje doméstico también puede ser una magnífica opción para aprovechar los restos orgánicos y convertirlos en compost, un abono de alta calidad que sustituye a los fertilizantes artificiales, compuestos por agentes químicos de gran impacto ambiental.

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