Más de un centenar de alumnos de 4º de ESO del colegio Peleteiro de Santiago de Compostela visitaron recientemente el complejo medioambiental de Sogama en Cerceda (A Coruña) para profundizar en los pormenores del reciclaje y conocer de primera mano el tratamiento que la entidad dispensa a los residuos municipales procedentes de 294 ayuntamientos adheridos a su modelo de gestión.
Saber qué recorrido sigue la basura desde que ésta es depositada en los contenedores correspondientes hasta que acaba transformada en nuevos recursos constituía el principal objetivo de la actividad, que este centro compostelano ha venido repitiendo durante varios cursos académicos, consciente de su dimensión didáctica y altamente productiva para la formación integral de sus estudiantes.
Descubrir la realidad de los residuos
A través de una sesión teórica inicial reforzada con distintas dinámicas y materiales didácticos, educadores especializados mostraron a docentes y pupilos las principales características del sistema Sogama, concebido para tratar en condiciones adecuadas los residuos producidos en la mayor parte de Galicia y ello desde una dimensión integral, adoptando el principio jerárquico de las tres erres (reducción, reutilización y reciclaje), a las que añade la recuperación energética de la parte no reciclable, y solidaria, toda vez que aplica el mismo precio al conjunto de los ayuntamientos a los que da servicio, con independencia de sus características y particularidades.
Interiorizados los conceptos básicos de lo que debe ser una correcta gestión de los desechos, conforme al paradigma de economía circular, los grupos, acompañados por los monitores, tuvieron ocasión de realizar un recorrido guiado por las distintas instalaciones que conforman el complejo cercedense.
Se adentraron así en la planta de clasificación de envases, donde se separan de forma automática las latas, los briks y los envases plásticos recogidos a través del contenedor amarillo, que luego son prensados y embalados para ser remitidos a los centros recicladores, donde se transforman en nuevos productos. Un gesto con el que se ahorra energía y materias primas vírgenes.
El circuito dio continuidad por la planta de reciclaje, tratamiento y elaboración de combustible, donde se procesa la basura convencional depositada en el contenedor verde genérico para segregar la parte reciclable (acero, aluminio y vidrio) y convertir en energía eléctrica el resto, utilizando para ello tecnologías vanguardistas y de última generación que permiten llevar a cabo un proceso absolutamente respetuoso con el medio ambiente y la salud. Prueba de ello son los bajísimos niveles de emisión a la atmósfera, cumpliendo holgadamente con los preceptos legales. Se obtiene así una energía limpia con la que se podría abastecer al 12% de los hogares gallegos.
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