La Fundación Santiago Centro reparte 30.000 bolsas ecológicas entre sus establecimientos

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La Fundación Santiago Centro, en el marco del convenio de colaboración formalizado recientemente con Sogama y el concello compostelano, ha procedido a la distribución de 30.000 bolsas ecológicas entre los aproximadamente 145 establecimientos adheridos; una actuación cuyo objetivo no es otro que el de animar a comercios y clientes a poner freno al uso y abuso de bolsas plásticas no biodegradables, con serios perjuicios para la integridad del medio ambiente y la salud.

Es por ello que, bajo el lema “Contigo, hasta el fin”, Santiago Centro ha apostado de lleno por bolsas fabricadas a partir de papel reciclado, un material perfectamente reutilizable y reciclable, cien por cien biodegradable y con gran potencial para el fomento de un consumo más responsable.

De esta forma, la entidad se adelanta a la implantación de los requisitos recogidos en la Ley estatal 22/2011, de 28 de julio, de Residuos y Suelos Contaminados, que prevé prohibir, en el año 2018, la utilización de bolsas de plástico, excepto las destinadas a albergar alimentos perecederos como carnes y pescados, sustituyéndolas progresivamente por otras opciones más respetuosas con el entorno.

Así, la pretensión es que en el 2012 se sustituya el 60 por ciento de estas bolsas, que ascenderá al 70 por ciento antes del 2015, fecha a partir de la cual se obligará a marcarlas con un mensaje sobre sus perniciosos efectos medioambientales y hasta un 80 por ciento para el 2016, momento en el que el Gobierno de España analizará y evaluará el grado de consecución de los objetivos previstos y la conveniencia de adoptar medidas fiscales.

Apuesta por la formación del consumidor

La Fundación quiere adelantarse a la aplicación de la norma y para ello ha decidido apostar de lleno por la educación y formación de la ciudadanía en el uso racional de las bolsas plásticas de un solo uso, optando por alternativas más sostenibles. En este contexto, los titulares de los establecimientos también se encargarán de llevar a cabo una labor informativa entre los consumidores, recordando de forma permanente la importancia de reducir la producción de basura, de reutilizar los productos el mayor número de veces antes de convertirlos en residuos y de separar éstos por tipologías para facilitar su posterior reciclado, previo depósito de los mismos en los contenedores correspondientes: amarillo, para los envases de plástico (incluyendo las bolsas no biodegradables), latas y briks; azul, para el papel y cartón; iglú verde, para los envases de vidrio; y recipiente verde convencional, para los restos orgánicos y no reciclables.

A pesar de que cada ciudadano utiliza una media de 238 bolsas plásticas al año, tan solo el 10 por ciento de éstas acaba en el contenedor amarillo, lo que implica unos bajos índices de reciclado. De ser arrojadas al medio de forma indiscriminada, tardarían hasta cuatro siglos en descomponerse, con el impacto que ello supone.
Pero la formación no se ciñe únicamente a los establecimientos comerciales del Ensanche, sino que Santiago Centro puso en marcha este mes, en la Plaza Roja, una serie de talleres con los que el concello trasladaba a los visitantes las pautas para la correcta separación de los desperdicios, dando a conocer los beneficios de las energías renovables, al tiempo que Sogama conseguía divertir a los más pequeños con el juego gigante de los residuos, facilitando que éstos aprendiesen e interiorizasen los pormenores de lo que implicaría una correcta gestión de los mismos.

La clasificación en origen constituye un hábito fundamental para propiciar el reciclaje, contribuyendo al ahorro de energía y materias primas, con la particularidad de que también aminora el coste que el tratamiento de los desechos entraña para las maltrechas arcas locales, toda vez que éstas reciben ingresos por parte de los Sistemas Integrados de Gestión, que variarán en función de la cantidad y calidad de los materiales desviados a los centros recicladores.

Con una buena recogida selectiva en origen, resulta evidente que el volumen de basura a depositar en el contenedor genérico se verá disminuido, lo que derivará en un menor importe de la factura que los concellos deberán abonar a Sogama.

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