Cada catalán tira cada año 35 kilos de alimentos que se pueden aprovechar

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(GENCAT) El director de la Agencia de Residuos de Cataluña (ARC), Josep Maria Tost, ha presentado hoy la guía Un consumo + responsable de los alimentos, un conjunto de propuestas para prevenir y evitar el derroche alimentario.

La guía es un resumen de la Diagnosis del derroche alimentario en Cataluña, elaborada por la Universidad Autónoma de Barcelona por encargo de la ARC.

La diagnosis

Según el diagnóstico, en Cataluña se derrochan anualmente más de 260.000 toneladas de alimentos, que se corresponde al 7% de lo que adquieren las familias, los restaurantes y los comercios. Es decir, cada catalán tira cada año unos 35 kilos de alimentos que se pueden aprovechar, dato que equivale a tirar la comida consumido durante unos 25 días o alimentar más de medio millón de personas.

En términos económicos, la pérdida es de 112 € por habitante y año. En Cataluña, la cifra representa 841 millones de euros anuales. La mayor parte de este derroche (el 58%) se produce en los hogares, seguido de los supermercados (16%), la hostelería (12%), comercio al por menor (9%), catering (4%) y mercados municipales ( 1%). Además de retratar la situación actual del derroche en nuestro país, la guía analiza las causas de la pérdida de estos alimentos y las acciones que se pueden llevar a cabo para prevenirla.

Las causas

En el ámbito doméstico , los principales factores que influyen en el despilfarro son la pérdida de conciencia sobre la importancia de lo que se tira, la poca planificación de las compras, las actitudes culturales que no valoran el aprovechamiento de los restos de comida, la falta de conocimiento sobre las técnicas de almacenamiento, la confusión sobre las fechas de caducidad y de consumo preferente, y los formatos de las raciones que se pueden adquirir en los supermercados.

En la distribución, los problemas se detectan en la demanda creciente de los productos refrigerados, las restricciones naturales - estacionalidad de la demanda, duración de los productos frescos-y los tipos de gestión-errores de la comunicación y de predicciones de la demanda-.

Finalmente, los servicios de restauración y de catering podrían aprovechar mejor los alimentos dimensionando las raciones adecuándolas a las demandas reales de los clientes, mejorando la planificación de los servicios, internalizando y conociendo el problema, y favoreciendo el cambio en los hábitos y actitudes de los ciudadanos para extender la práctica de llevarse las sobras.

Las acciones de prevención

La reducción de este derroche pasa por recuperar el valor de los alimentos, conociendo la importancia económica, social y ambiental que implica la obtención. También hay que tomar conciencia de que los restos son un recurso, aunque la normativa las considere un residuo. Es por ello que la guía propone una serie de acciones que pueden favorecer la consecución de estos retos, desde la creación de clubes ambientales de negocios para la reducción de residuos, la formación de los trabajadores, la mejora de la gestión de los productos en los supermercados, el cambio de hábitos en la gestión de los productos con la fecha de caducidad a punto de vencer, la implicación de los trabajadores los establecimientos comerciales, una buena segregación en origen de los residuos alimentarios, la normalización de la costumbre de llevarse la comida que sobra en los restaurantes, la adecuación de las raciones a la demanda, el impulso del consumo de los productos locales y de temporada, el cambio de hábitos de compra y de consumo, el redescubrimiento de la cocina como un elemento de valor, o la recuperación de los espigoladors en los campos de cultivo una vez realizada la cosecha.

La Guía, además, contiene un apartado dedicado a las experiencias que se han desarrollado a nivel internacional, del Estado y de Cataluña, para aprender más sobre las posibilidades de actuar en este campo.

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