Residuos de aceite para cocinar y su impacto ambiental

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Sobre el blog

Juan Mateo Horrach
Ingeniero Industrial por la ETSEIB, UPC. M.B.A. por IESE. Postgrado en Inversión y financiación UPM. Ingeniero Industrial del Servicio de Residuos del Consell de Mallorca en excedencia. Ingeniero consultor. Profesor asociado UIB.
  • Residuos aceite cocinar y impacto ambiental

La gestión de los residuos domésticos y comerciales tiene múltiples vertientes, debido al elevado número de flujos distintos de residuos.

Centrados en los más importantes en términos cuantitativos, a veces olvidamos flujos de menor peso, pero no por ello menos importantes. Así, actualmente se está haciendo mucho hincapié, con razón, en la materia orgánica, fundamentalmente restos de comida, y la importancia de su separación en origen para reducir sustancialmente los impactos ambientales ocasionados por su vertido o tratamiento unitario. Pero dentro de este capítulo de residuos orgánicos, tenemos el flujo de los aceites usados en cocinas; tanto en los domicilios como en los bares, restaurantes, hoteles, y, en general, los establecimientos conocidos como canal HORECA (hostelería, restauración y catering). Se trata de residuos líquidos, y por tanto con necesidades específicas para su recogida. Porque ya de entrada, conviene hacer mucho énfasis en prescindir absolutamente de la alternativa fácil, aunque prohibida en las ordenanzas municipales, de verter el aceite usado por el desagüe del fregadero o del inodoro. A ello volveremos más adelante.

Los aceites utilizados al cocinar, fundamentalmente basados en el procesado de las aceitunas o girasol, sufren alteraciones químicas durante el proceso, perdiendo parte de sus propiedades y acumulando impropios, resultando cada vez menos adecuados para su fin. Asimismo, por razones de calidad en la elaboración de los alimentos, nos vemos obligados a desechar tarde o temprano, la mayor parte del aceite adquirido para estos fines.

Existe, de una parte, un amplio margen de mejora en la gestión de los residuos de aceite de cocina, y, por la otra, un elevado potencial de beneficio

El ministerio de medio ambiente estima en unos 150 millones de litros anuales, la cantidad de residuos de aceite de cocina generados en España, aunque otras estimaciones llegan a 200 millones. De ellos, dos terceras partes no se han registrado como recogidos, por lo que se deduce que el vertido supone, como mínimo, 100 millones de litros, o 90.000 toneladas al año. Fundamentalmente, el vertido se genera en los domicilios particulares, dado que, en el canal HORECA, con ordenanzas municipales más exigentes, concienciación de las empresas y servicios de inspección municipal más activos, aunque todavía falta mucho, cada vez está más extendida la recogida por empresas gestoras autorizadas.

En todo caso, sigue siendo un gran desperdicio, y una terrible fuente de contaminación, en especial para nuestras aguas. Si, han leído bien, porque el aceite que vertemos en el lavadero o inodoro se desplaza a través de nuestras redes de saneamiento hasta llegar a nuestras plantas depuradoras. Y esto es dramático para el buen funcionamiento de ambas.

En el caso de las redes, los aceites y grasas, en combinación con otros restos, como los jabones y detergentes usados en nuestros domicilios, provocan, especialmente en los colectores con baja velocidad de circulación del agua residual, y en los bombeos, graves atascos y problemas de funcionamiento. Otro efecto nocivo es que provocan una disminución del oxígeno contenido en el agua residual, lo que perjudica el tratamiento posterior que se lleva a cabo en las plantas depuradoras.

Por otra parte, los aceites vertidos tienen un elevado contenido de carga contaminante. Siempre se ha dicho que un litro de aceite contamina igual que mil litros de agua residual. El consorcio de aguas de Bilbao ha analizado esta cuestión en detalle, llegando a la conclusión de que un litro de aceite usado puede llegar a contaminar el equivalente a 40.000 litros de agua. Asimismo, el tratamiento en planta depuradora de un litro de aceite usado supone un coste 700 veces superior al coste de tratamiento de un litro de agua residual.

Existe, por tanto, de una parte, un amplio margen de mejora en la gestión de los residuos de aceite de cocina, y, por la otra, un elevado potencial de beneficio.

Una primera medida a insistir es la reducción de la cantidad generada. Ello requiere un uso más eficiente por parte de particulares y empresas, aprovechando mejor el aceite antes de proceder a su entrega como residuo.

El destino más frecuente del aceite de cocina usado y debidamente recogido selectivamente es su procesado para transformarlo en un biocombustible conocido como biodiesel

Una vez convertido en residuo, es necesario ampliar el potencial de recogida, especialmente en el segmento doméstico, donde apenas se recoge menos del 10% del residuo generado, para facilitar la colaboración de los particulares. Existen varias alternativas al respecto, como puntos verdes móviles, contenedores ubicados en determinados comercios o centros comerciales, o incluso recogida domiciliaria puerta a puerta. Naturalmente, ello requiere de la colaboración de la ciudadanía, recogiendo en sus domicilios los restos en envases adecuados. Asimismo, se hace necesario dar a conocer, mediante campañas informativas generales, la importancia de llevar a cabo una correcta recogida, y los daños que supone el vertido, además de suponer un incumplimiento de las ordenanzas de alcantarillado. También es necesario disponer de sistemas de recogida en los parques verdes, que complementen las alternativas para la ciudadanía.

En el segmento comercial debe continuar el esfuerzo para recoger la totalidad del aceite usado, mediante actuaciones informativas y sancionadoras.

El destino más frecuente del aceite de cocina usado y debidamente recogido selectivamente, es su procesado para transformarlo en un biocombustible conocido como biodiesel, usado como sustitutivo del gasóleo, mitigando así casi toda la contaminación y contribuyendo a alcanzar los objetivos de producción de energía renovable.

Recientemente, también se han utilizado biocarburantes derivados del procesado del aceite usado para aviación, abriendo un potencial de consumo muy importante en términos absolutos.

También puede tener otras aplicaciones, incluso más ecológicas aunque de menor demanda, como su transformación en jabones, ceras o barnices.

La generación de aceites de cocina usados implica, como en otros muchos casos, una problemática ambiental no debidamente ponderada. Es necesario tomar consciencia del grave impacto que supone el vertido al medio de los aceites de cocina usados y aplicar las medidas necesarias para evitarlo, que deben ser acordes con el daño causado, y el beneficio obtenido. Nuestra calidad de las aguas y nuestro bienestar bien lo merecen.

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