Otros modelos de gestión de residuos: Ámsterdam, Holanda

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  • Otros modelos gestión residuos: Ámsterdam, Holanda

Sobre el blog

Juan Mateo Horrach
Ingeniero Industrial por la ETSEIB, UPC. M.B.A. por IESE. Postgrado en Inversión y financiación UPM. Ingeniero Industrial del Servicio de Residuos del Consell de Mallorca en excedencia. Ingeniero consultor. Profesor asociado UIB.

Holanda en la actualidad ocupa el primer lugar del ranking de la Unión Europea en gestión de residuos. Entre otros motivos, por la brillante gestión llevada a cabo en su capital económica. De hecho, se podría decir que Holanda en buena parte ha marcado el camino a Europa, especialmente en el concepto ahora tan extendido de economía circular.

El vertido está muy penalizado, con una tasa, introducida en 1995, que también es la más elevada de Europa. Obviamente, un país que busca incesantemente ganar terreno al mar no puede permitir luego este se utilice para funciones que pueden hacerse de forma mucho más aprovechable mediante otras soluciones.

También se han introducido tasas sobre los residuos generados en los domicilios.

En 2010 ya superaban el objetivo 2020 de la U.E. de más de un 50% del total de residuos urbanos reciclados, y presentaban un balance neto negativo en la gestión de residuos en términos de emisiones de gases de efecto invernadero.

Amsterdam es la ciudad más emblemática del país. Recibe un importante número de visitantes al año, es el corazón económico y siempre se ha caracterizado por su multiculturalidad. También se caracteriza por su red de canales fluviales, que condicionan el urbanismo de forma notable. Tiene una población de 810.000 habitantes, una densidad muy elevada, de casi 5.000 habitantes/km2 y más de 1,5 millones si consideramos su área metropolitana. No obstante, está inserida en una de las conurbaciones más grandes de Europa, con más de 6,5 millones de habitantes, con niveles de renta per cápita superiores a los 40.000 € anuales.

El factor más destacable de su modelo es la apuesta por la incineración desde tiempos inmemoriales. En efecto, su primera instalación se remonta a principios del siglo XX, concretamente desde 1919. En esa época se creó AEB como empresa municipal para la gestión de los residuos en la municipalidad de Amsterdam, a la que se han ido incorporando mediante acuerdos otros municipios cercanos. La empresa funciona como entidad independiente, compitiendo en los mercados de residuos y energía. Sus objetivos fundamentales son la excelencia en los tratamientos y obtener el mejor precio para sus clientes; la ciudadanía de Amsterdam y alrededores. A ello ha añadido el convertirse a largo plazo en un proveedor de materias primas, procedentes del tratamiento de residuos.

Tras una segunda planta en los años 60, en 1993 entró en funcionamiento una tercera planta con capacidad para 765.000 toneladas/año, una de las mayores del mundo. Esta planta ya presentaba unos sistemas de control y mitigación de la contaminación muy avanzados. Además, un trabajo continuado de mejora ha permitido incrementar su rendimiento energético en un 20%.

A finales del pasado siglo, AEB se propuso liderar el proceso de incineración, diseñando una planta adicional que fue puesta en marcha en 2006, con capacidad para 530.000 toneladas/año y que presenta un rendimiento energético superior al 30% en generación eléctrica, frente al 22% de las mejores plantas convencionales, como la de Son Reus.

Este resultado es el fruto de una importante tarea de investigación y desarrollo, que les permite disponer de un conocimiento muy avanzado en combustión y tecnología de aprovechamiento energético, con un efecto “arrastre” de pymes tecnológicas nada despreciable. Como ven, los holandeses no se conforman con ser líderes mundiales en ingeniería hidráulica.

Además, su innovadora planta de tratamiento de las escorias y cenizas generadas en la incineración, les permite recuperar todo el material resultante, metales y material reciclado para construcción, de forma que no llega nada a vertedero.

Tan convencidos están de su modelo, que afirman que el nivel de recuperación y reciclaje es superior a cualquier otro modelo, y lo demuestran con datos y cifras.

Asimismo, dispone de terminal portuaria propia, a través de la cual le llega combustible derivado de residuos de otras regiones o países, como Gran Bretaña o Irlanda del Norte. Su rendimiento energético le permite ser la planta más competitiva en precios, y de esta forma obtiene una importante financiación complementaria.

También se comercializa calor, mediante circuitos de agua caliente que aprovechan el calor residual de la planta, y que se aprovecha en domicilios y empresas.

Otra particularidad que demuestra su capacidad de planificación y su pragmatismo, es que la planta de tratamiento de residuos está aneja a la principal planta de depuración de aguas residuales. Ello le permite una gestión conjunta de lodos, con un importante grado de sinergia entre ambas, y evitando todo trasiego de tan molestos residuos, y aprovechando al máximo la energía contenida en los residuos para su propio funcionamiento.

También presentan un importante aprovechamiento del biogás resultante de la digestión de lodos y restos orgánicos, alimentando como combustible alternativo a los vehículos de recogida municipal de residuos.

En materia de recogida, y dado el modelo de tratamiento, optan mayoritariamente por recogida en masa, mediante una importante red de contenedores subterráneos, mientras que tienen recogida separada de papel y vidrio. Este modelo también está condicionado por las características urbanísticas de la ciudad y sus canales.

No obstante, en la actualidad están inmersos en un proceso de implantación de recogida selectiva de envases y de puerta a puerta en el casco antiguo de la ciudad.

A esto hay que añadir una red de puntos de recogida (parques verdes en nuestra isla) en la ciudad, también gestionados por AEB.

El modelo que se pondera es el uso de bolsas diferenciadas por tipología de residuo. Este modelo no se aplica en nuestro entorno, pero en el norte de Europa tiene un importante predicamento, dando buenos resultados.

El objetivo es mejorar el aprovechamiento mediante reciclaje de papel, vidrio y plásticos, y alcanzar su actual objetivo a nivel nacional, del reciclado del 60% del total de residuos urbanos.

(Artículo publicado en Diario de Mallorca.)  

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